domingo, agosto 09, 2009

CUANDO.


Cuando ya no te llames recuerdo y tu apelativo sea pasado, sabré que estoy curada de ti.

Cuando mis manos dejen de buscarte al otro lado del colchón sabré que ya te has ido.

Cuando estos ojos vuelvan a derramar otra lágrima en tu nombre, sabré que has muerto.
REFLEXIONES PRE-CUMPLE...


Critico en otros lo que yo misma no puedo aceptar de mi personalidad. Mi ego tan débilmente construido ruge de dolor al sentirse vulnerable. Los comentarios sin aviso acerca de mis puntos débiles me ponen a la defensiva y me hunden en un estado de desazón que es difícil de tragar, cual cicuta que carcome las entrañas.


Y quiero romper puertas, borrar el pasado, la ingenuidad o autoengaño que me prodigaba un asidero en la inmensidad de mis turbulencias mentales está desapareciendo. Me duele porque tienen razón, soy una ególatra maquillada concienzudamente por la falsa modestia. Me creo superior a los demás y pienso que mis acciones y opiniones no necesitan una réplica. Y que deben aceptarse como dogmas.


El enfrentamiento de estos demonios creo que terminará por romper con esa pobre concepción que tengo de lo que soy. No dejo ningún rescoldo a pensar que tal vez salga fortalecida. Y tengo miedo de lo que pueda encontrar si escarbo profundo en mi ser. Es posible que al sacudirme las máscaras me convierta en una niña desolada y resentida, una persona que no es capaz de madurar ni después de tantos años. Esa careta de autosuficiencia creada por mi para evitar sentir las emociones, para bloquear las lágrimas, por clausurar las súplicas por ayuda de mi entorno.


Creo que de tanta podredumbre que he guardado en estos años saldrá una criatura vil, tiránica y cruel con fuerza inusitada que con la voluntad crecida puede causar gran dolor a los que me rodean y entonces sí, vendrá un largo periodo de verdadera soledad.


La tolerancia es un término que uso a menudo, sin embargo no comprendo el significado real de dicha palabra. El libre albedrío lo he utilizado para mi beneficio, para torturar mentes y conciencias.


La razón por la que no dejo que me ayuden puede deberse en parte a que no quiero darle crédito de mis triunfos a nadie más que a mí.


Es más ya no puedo diferenciar si todo lo anterior vertido fue para autolapidarme y disfrutar sintiéndome miserable o es que tuve un momento de lucidez en este juego de fingimiento encarnizado que es mi vida.


Me siento mal cuando no soy tomada en cuenta, porque eso significa en mi trastornada mente que ya no soy de fiar. Señalo a los que mienten y no veo que yo también soy culpable de esos pecados.


Califico los reconocimientos como adulaciones para darme un airecillo de pulcritud moral que no poseo.


Y me hormiguean los dedos por mostrar este texto a alguien que me diga que no es cierto, que yo estoy bien, que soy buena y para nada malintencionada. Pero también me avergüenza que dichas personas analicen lo que escribo y aten cabos para finalmente darse cuenta de cuánto han sido engañadas por mi.


Me justifico al pensar que nadie es tan bueno como aparenta, ni tan malo como capacidad de odiar tenga. Sin embargo, algo en mi interior me dice que es cierto, me he convertido en una basura social.


Todas mis acciones van dirigidas a mi engrandecimiento del ego y no al progreso de la humanidad. Todo es cuestión de aparentar, de convencer con argumentos sólo para mi satisfacción intelectual, se trata de ganar batallas campales de la retórica.


Este trabajo de introspección qué resultado debe arrojar, es que debo sentir intensamente contentando todos los instintos, o es quizás que debo cambiar totalmente mi forma de vivir. Irme a una isla para no dañar a nadie más. El amor no llega a mi porque no lo merezco. ¿Cómo quitar todo el cochambre emocional para renacer?


Si disfrutar de las cosas sencilla de la vida y sentirme conforme con lo que tengo me hace una mediocre entonces a qué debo aspirar, qué tanto puedo ambicionar o codiciar para estar bien, ante la sociedad y ante mi misma.


Me ha tomado toda una vida convertirme en lo que soy, y no tengo idea cuándo fue que me perdí, mi verdadero yo quedó aplastado entre basura y escombro. Será necesario que rescate eso de mí, pero no sé por dónde comenzar. No sé que soy, me aproximo con los ojos vendados hacia un abismo de espejos con múltiples caras y no puedo reconocer la original.


Explorando mi lado oscuro y dejándolo fluir, este año me ha mostrado cuán fuerte es.


Después de todo, esto sólo es un juego de palabras. Que nadie informe a la personalidad número 9 lo que he escrito porque su furia será terrible. Mi conciencia estará feliz de haber vomitado una porción de lo que presiona su cuello y le impide respirar.


Y el que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra.