miércoles, abril 19, 2006

LA VERDAD OS HARÁ LIBRES.
La vida y la muerte siempre se dice que son partes "separadas" de la existencia. No son dos, es una sola, es un ciclo interminable, un ciclo circular.
La muerte física no es más que el fin del cuerpo material. La materia se transforma en energía. La muerte espiritual no existe, el alma es inmortal.
No lloremos por los que se van, mejor preparemos nuestro espíritu para que la transición entre planos diferentes de existencia sea lo más inocua posible. No dejemos cuentas pendientes. No nos guardemos el amor que sentimos hacia los demás para otra vida. Este mundo está hecho de acción, actuemos mientras todavía nos quede tiempo en este planeta.
El espíritu es el verdadero Yo de cada ser, es la parte sutil que habita un cuerpo físico. La parte del espíritu que está dándole vida al cuerpo material es lo que se conoce como alma. Esta está evolucionando en él, participa directamente de las experiencias que el cuerpo recibe a través de los sentidos físicos y de todos los conocimientos que aquel ser adquiere y almacena en su cerebro. Participa con él a través de las emociones y los sentimientos característicos o dones espirituales. El espíritu adquiere conocimientos y experiencias directamente a través del alma en ese cuerpo, y cuando éstos son positivos entonces evoluciona.
El alma no muere con el cuerpo en que habita, cuando aquél muere, simplemente se separa y se integra en otro nivel dimensional con su espíritu.
Esto a los ojos de científicos y de la humanidad que lo único que se ha preocupado en desarrollar es la parte material, tecnológica, mental y superficial de la existencia, puede parecer un viaje falaz, sin embargo si abrimos nuestra mente podremos comprenderlo desde dentro.
Recordemos la frase que dice que lo que no podemos percibir con nuestros sentidos físicos no significa necesariamente que no exista. Afinemos nuestra sensibilidad para extender nuestra visión y no me refiero a la concepción teológica del dogma, en lo que quiero puntualizar es en aquellos fenómenos "metafísicos" (es decir, que van más allá de lo físico) que en la actualidad no pueden ser explicados por las ciencias.
Dejemos de lado ese escepticismo sin fundamentos que nos remonta en la historia a singulares capítulos del oscurantismo medieval. Hubo quienes se convencieron de que la tierra era plana y no dejaron ni un espacio de duda a los que se atrevieron a contradecir esta idea. Al contrario, los persiguieron, los cazaron y muchos de esos osados seres murieron por la ignorancia y la falta de preparación de esos tiempos; donde los científicos eran brujos, los alquimistas eran herejes y a todo aquel que no siguiera una idea impositiva y manipuladora merecía la muerte, muchas veces incluso en nombre de Dios.
No estoy tratando de ofender a ninguna persona, yo respeto totalmente todo pensamiento, doctrina o religión. Sólo lo hago en nombre de la ciencia, que avanza a pasos agigantados en busca de la verdad, del origen y de la sabiduría. Tratando de encontrar respuestas a las preguntas básicas de ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? y ¿A dónde voy?.

sábado, abril 08, 2006

ENTRE ESPINAS

En el tránsito de enfermedad de un ser querido toda la vida se vuelca en un agujero negro, un lugar inhóspito, desconocido y sombrío. Alejado de la dulce cotidianeidad que nos brinda la rutina. Las prioridades cambian, el mundo se detiene.

Y cuando es el único y más cercano familiar que queda cerca, la avalancha se cierne sobre ti y te hundes poco a poco en la soledad más absoluta, en la impotencia y la desesperación.

La fobia a la muerte lucha por salir a la superficie de la piel, se escapa a través de los poros, se desborda en los ojos una lágrima y es cuando volteas la vista hacia atrás y analizas la faena vital realizada, la siembra que con el paso de los años se madura. Y mientras todo esto sucede tienes que congelar una sonrisa amable y confiable en el rostro para brindar fortaleza al ser amado.

Es una situación difícil y complicada, pero cuando sientes el calor de las personas a tu alrededor, cuando percibes una de sus manos en tu hombro y en la otra una espada empuñada y lista para ayudarte en la batalla, todo se suaviza, vuelves a disfrutar del sol de madrugada, te dejas arrullar entre sus brazos y te duermes suavemente, sintiéndote protegida como en aquellos tiempos en que habitabas en el vientre calientito de tu madre.

La tempestad amaina y comienzas a sentirte viva de nuevo, es empedrado el camino pero recuperas esa fuerza interna que fué, es y será para siempre inmortalmente tuya.