martes, junio 27, 2006

MORTA

Muerte mía, háblame, te necesito. Revela el día y la hora cuando podremos caminar tomadas de la mano para deslizarnos en la oscuridad de los recuerdos, de la sinrazón de la existencia. Contigo me siento acompañada, tú la única presencia constante y certera. La que guiará este cuerpo maltrecho hasta el final del camino pedregoso.

Dime, mi muerte cuándo llegarás. Quiero tocarte el rostro con mis huesos y fundirnos una en la otra como 2 energías contrarias. La vida pesa demasiado. Muerde muy fuerte. Ven a mí ahora. Dame de esa miel de tus labios negros. Dime tú, si cabalgas en las nubes o te hundes acechante bajo los pantanos. dónde estás, te alejas? No temas, acaso eres tímida, como aquellas hierbas de la pradera con el contacto del viento.

Qué pasa mi muerte, háblame, cuéntame los secretos del universo, mis oídos están listos para tu voz. Cúbreme con tu manto de estrellas. Sáname de este dolor palpitante que va y viene. Tu compañía me da fuerza. Estás tan sola como yo, ganándote el odio de los seres porque no te conocen, porque no quieren sentirte. Ven y abrázame. Dame tu odio, o tu amor si es que te queda algo de sensibilidad en esos huesos rotos.

lunes, junio 12, 2006

UNIÓN, REUNIÓN Y LIBERTAD
El hombre y la mujer son seres sociables por naturaleza. Existe siempre un instinto que nos impulsa a reunirnos con nuestros semejantes. El instinto de conservación, ante una naturaleza con frecuencia adversa es el germen de la formación de las sociedades. El hombre como especie es débil en sí mismo y ha sobrevivido en virtud de su carácter social desarrollando y transmitiendo una cultura que fue progresando, además del lenguaje. Así la cultura es el ambiente artificial creado por el hombre.
El proceso de evolución natural se da como consecuencia de la adaptación al medio. Esta forma instintiva de agruparse, cumple un papel fundamental que aumenta las posibilidades de sobrevivir y multiplicarse, así que la evolución de las especies, en este caso el hombre, es producto coevolutivo tanto del ámbito biológico como social.
El ser humano es una partícula de la sociedad y se halla supeditado en sus actos a las condiciones sociales, sin embargo dispone de cierta autonomía, iniciativa y libre albedrío. Gracias a esto puede decidir la naturaleza y el contenido de los grupos a los que se interioriza. La formación de la personalidad transcurre bajo el influjo decisivo de las condiciones materiales e ideoculturales con las cuales se rodea y esta participación en grupo llámese empresa, escuela, familia, y diversas organizaciones sociales es lo que le proporcionará una adecuada adaptación con todos los procesos que intervienen en la sociedad. Por esto es que se dice que son los grupos, y no los individuos aislados, los que constituyen las unidades funcionales en la lucha por la existencia; entendiéndose como grupo social el conjunto de personas que comparten un interés en común e interactúan organizadamente para alcanzarlo.
Así que siempre que existan individuos dispuestos a interactuar para cumplir los objetivos de un fin común tendrán la libertad de reunirse con las condiciones que ellos mismos se impongan sin el temor a ser rechazados, castigados o exiliados de la sociedad a la cual forman parte.
DEL TRABAJO A LA OPRESIÓN
El papel del trabajo en la vida humana no se reduce a satisfacer sus necesidades materiales o la obtención de riqueza. En el proceso de trabajo se observa todo el conjunto de las relaciones sociales, como las formas de propiedad y distribución, las organizaciones e instituciones sociales, la disciplina laboral, etc.

En el trabajo el ser humano forma su personalidad, desarrolla sus capacidades y las realiza en su actividad laboral.

En el curso de la historia humana, el trabajo ha sido una actividad que le es impuesta al hombre desde fuera y que es ajena a él. El trabajo lo ha extenuado y no sólo no le ha dado satisfacciones, sino que a menudo ni los bienes materiales indispensables; con el trabajo el ser humano no se ha enriquecido, sino empobrecido, no se ha desarrollado, sino degradado. Esta situación ha sido engendrada por las relaciones de explotación.

He aquí el nacimiento de la lucha encarnizada entre dos regímenes económicos que son el capitalismo y el comunismo aplicados según la conveniencia de los gobernantes y no conservando así los principios de cada uno.

El capitalismo se basa en la explotación del trabajo asalariado y la propiedad privada sobre los medios de producción, éstos se encuentran en manos de sólo una parte de la sociedad, lo que puede llevar al sojuzgamiento económico de la otra parte. El capitalismo divide a la sociedad en dos clases, la burguesía y la clase obrera. También maneja la división del trabajo y esto con miras a la especialización. Hay una frase que lo caracteriza y es “La explotación del hombre por el hombre”.

En el comunismo se plantea la posibilidad de una forma muy idealista y utópica del trabajo, ya que se desea el trabajo voluntario, que se da sin esperar recompensa y sin condiciones, trabajar en bien de la causa común y como una necesidad para cualquier organismo sano. El trabajo comunista es una actividad que se orienta directamente a que se manifiesten las capacidades del ser humano con creatividad, el desarrollo de todas las fuerzas y posibilidades humanas; y la creación de los bienes materiales es sólo el medio para alcanzar este fin principal. Claro que este tipo de trabajo requiere obligadamente una elevada responsabilidad social del hombre, autodisciplina y organización que emanen orgánicamente de los intereses, necesidades e inclinaciones de la persona.

Hoy en día el capitalismo es un monstruo mundial que nos está aplastando y sin medias tintas crece la división de clases sociales y obviamente se acentúa la pobreza, la anarquía y la desesperación.
CURIOSIDAD Y PROGRESO
La curiosidad es intrínseca en el ser humano, a través de ella conocemos el mundo. Al paso de los años, la educación y los valores van guiando nuestra curiosidad para que no se convierta en una conducta enfermiza, sino que sirva de herramienta para resolver las encrucijadas que la vida pone en nuestro camino.

La curiosidad refleja un íntimo deseo de saber, que impulsa a estudiar e investigar. Gracias a esta cualidad se han hecho infinidad de descubrimientos en todos los ámbitos.

La curiosidad fomenta la ciencia, y ésta nos conduce a grados más altos de civilización. No podemos negar que el nivel de civilidad habla de la educación de un país y no sólo la que se obtiene en las aulas. En el proceso del aprendizaje, los hombres y mujeres obtienen conocimientos que amplían sus horizontes, les permiten orientarse en la realidad que los rodea y participar en las distintas esferas de la vida social. Además se adquieren cualidades interiores de la personalidad como convicciones, principios morales, motivos y rasgos de carácter.

Si forjamos seres humanos con estas características, lo único que podremos visualizar para el futuro es el progreso de nuestra querida nación. Desgraciadamente, en nuestro país no se ha puesto la debida atención en la educación integral, tenemos un índice muy alto de analfabetismo todavía en nuestros días, y esto ha acarreado como consecuencia, la miseria del pueblo.

La pobreza se ha ido acentuando año con año debido a la falta de oportunidades laborales, y no se puede conseguir un trabajo fijo y bien remunerado con sólo la primaria terminada. También las enfermedades van aunadas a la falta de formación en lo relacionado a la salud en general.

Si existiera una fuerza laboral con todos sus derechos y obligaciones equitativos y bien fundamentados, y que además amen su trabajo, porque lo hayan decidido conscientemente y no sólo por necesidad, el país avanzaría a pasos agigantados en su economía, hasta el punto de ser independiente de otras naciones primermundistas que abusan de su posición, en busca de la conquista ya no territorial, sino económica y cultural, para rodear al país con las cadenas inquebrantables de la mediocridad tecnológica y además con deudas externas y por lo tanto eternas.

Como en toda sociedad, para que se dirijan nuevamente los esfuerzos de la ciudadanía en favor del progreso, se requiere de un buen gobierno que organice y distribuya la riqueza con orden e igualdad. A menudo esta situación es impedida por el fantasma tiránico de la corrupción.

Sin embargo, siempre hay una ventana abierta para retomar el camino hacia el progreso, educando desde pequeños a todos los habitantes de nuestro país. Creando conciencias y seres con libertad de decidir y discriminar entre verdades engañosas y a medias.