lunes, junio 12, 2006

CURIOSIDAD Y PROGRESO
La curiosidad es intrínseca en el ser humano, a través de ella conocemos el mundo. Al paso de los años, la educación y los valores van guiando nuestra curiosidad para que no se convierta en una conducta enfermiza, sino que sirva de herramienta para resolver las encrucijadas que la vida pone en nuestro camino.

La curiosidad refleja un íntimo deseo de saber, que impulsa a estudiar e investigar. Gracias a esta cualidad se han hecho infinidad de descubrimientos en todos los ámbitos.

La curiosidad fomenta la ciencia, y ésta nos conduce a grados más altos de civilización. No podemos negar que el nivel de civilidad habla de la educación de un país y no sólo la que se obtiene en las aulas. En el proceso del aprendizaje, los hombres y mujeres obtienen conocimientos que amplían sus horizontes, les permiten orientarse en la realidad que los rodea y participar en las distintas esferas de la vida social. Además se adquieren cualidades interiores de la personalidad como convicciones, principios morales, motivos y rasgos de carácter.

Si forjamos seres humanos con estas características, lo único que podremos visualizar para el futuro es el progreso de nuestra querida nación. Desgraciadamente, en nuestro país no se ha puesto la debida atención en la educación integral, tenemos un índice muy alto de analfabetismo todavía en nuestros días, y esto ha acarreado como consecuencia, la miseria del pueblo.

La pobreza se ha ido acentuando año con año debido a la falta de oportunidades laborales, y no se puede conseguir un trabajo fijo y bien remunerado con sólo la primaria terminada. También las enfermedades van aunadas a la falta de formación en lo relacionado a la salud en general.

Si existiera una fuerza laboral con todos sus derechos y obligaciones equitativos y bien fundamentados, y que además amen su trabajo, porque lo hayan decidido conscientemente y no sólo por necesidad, el país avanzaría a pasos agigantados en su economía, hasta el punto de ser independiente de otras naciones primermundistas que abusan de su posición, en busca de la conquista ya no territorial, sino económica y cultural, para rodear al país con las cadenas inquebrantables de la mediocridad tecnológica y además con deudas externas y por lo tanto eternas.

Como en toda sociedad, para que se dirijan nuevamente los esfuerzos de la ciudadanía en favor del progreso, se requiere de un buen gobierno que organice y distribuya la riqueza con orden e igualdad. A menudo esta situación es impedida por el fantasma tiránico de la corrupción.

Sin embargo, siempre hay una ventana abierta para retomar el camino hacia el progreso, educando desde pequeños a todos los habitantes de nuestro país. Creando conciencias y seres con libertad de decidir y discriminar entre verdades engañosas y a medias.

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