miércoles, diciembre 06, 2006

SILENCIO
Silencio, dulce silencio, no en balde es tan difícil de obtener. En la actualidad vivimos saturando los delicados receptores de nuestros oídos con ese atroz barullo creado por la civilización. Nunca dedicamos un instante del atareado día a sólo escuchar, a tratar de desdoblar cada sonido que recibimos en nuestro entorno. Si nos detuviéramos un momento nos daríamos cuenta que todos los sentidos están atrofiados. Estamos dejando de sentir. Hemos perdido nuestra sensibilidad a los roces sutiles en la piel, a los matices o recuerdos que un olor nos despierta, a mirar detenidamente aunque sea el paisaje que la ciudad nos presenta.

A través de los años los filósofos de todo el mundo nos han planteado que nos conozcamos a nosotros mismos, y el silencio es una cualidad que nos permite entablar un diálogo interno para descubrir nuestras debilidades, la causalidad que nos impulsa a actuar de tal o cual manera. Hay situaciones en la vida que sólo pueden expresarse por medio del silencio. Quién no ha disfrutado alguna vez de la simple contemplación, ya sea de un paisaje, de una obra de arte o de la persona amada!!

Desperdiciamos el tiempo escuchando chatarra como rumores, música que sólo abate nuestra capacidad de sentir las notas una a una en todo su infinito esplendor. Y como la lengua es el órgano más rebelde de la anatomía humana, abrimos la boca para continuar la cadena de la negatividad, del retroceso, del ruido insano que pudre el alma y el espíritu.

El silencio aleja los fantasmas de la soledad y el aburrimiento. Los diálogos que intercambiemos con nuestro verdadero ser se verán reflejados en nuestro desarrollo de la conciencia individual proporcionándonos el discernimiento necesario para la evolución integral.

Este discernimiento nos provee de claridad mental, de una sensibilidad acrecentada y una capacidad de decisión realmente libre de obstáculos, prejuicios y malas intenciones. Nos convertimos en seres humanos coherentes.

Ahora sí aunque la muerte nos sorprenda estaremos listos dejando como testamento nuestras acciones y al mundo entero como testigo. Marcando con cincel a las personas que nos rodearon en esta estancia pasajera de humanidad.

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