CRÓNICA DE UN AMOR NO PEDIDO.
Me encandené voluntariamente a tu presencia, a tu mirada distante y fría, a los silencios donde no pensabas en mí.
Te acepté con tus heridas sangrantes, tu deseo apagado por el pasado y la indiferencia a mis susurros.
Y aún así estos latidos pronuncian tu nombre, estos labios tienen sed.
Tengo un enamoramiento ectópico, cariño enraizado en ojos ciegos, boca muda y manos muertas. Derramándose la miel entre los escombros, en tierra árida.
Abortaré estos besos, las caricias tímidas que se me quedaron en los dedos.
Volveré a mi guarida de soledad, a velar día y noche cual ritual, la muerte de este amor que sólo vivió en los textos.
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